Cuatro de la mañana del domingo 18 de marzo. Esa es la hora española a la que empieza otro año más el circo de la Fórmula 1. No se que andaba yo haciendo a esas horas, pero la verdad es que sentía cierta desazón por comprobar si Alonso sería capaz de ser, como algunos dicen, heredero de Senna en McLaren o si los tiempos de gloria murieron tristemente con él.
Si bien, poco pude comprobar en la carrera -vista la superioridad aplastante de Kimi- saqué varias conclusiones que veremos si se van cumpliendo a lo largo de la temporada. Primero, Ferrari es el rival a batir. Sin duda este año Ferrari ha dado con la conjunción perfecta en su motor y sus ajustes aerodinámicos, aparte de partir con la ventaja de su adaptación a los Bridgeston. Segunda, Alonso es un gran piloto, pero le va a resultar muy difícil revalidar el título con Rainkonnen y Massa y un coche tan fiable y rápido. Todo dependerá de la capacidad estratégica de McLaren para inutilizar la superioridad técnica de Ferrari. Alonso debe gran parte de sus dos títulos mundiales a las magistrales estrategias de Briatore, alineadas a la perfección con las bondades y debilidades de su montura francesa, es decir, buenísima salida, gran maniobravilidad, limitada punta de velocidad...
Eccleston y sus amigos han conseguido, con sus normas y restricciones de seguridad, que la Fórmula 1 sea un coñazo, de verdad. La pericia del piloto -antes clave- es cada vez menos importante. Lo bueno de ello es que las estrategias son cada vez más importantes y gracias a eso podremos ver auténticas guerras de radios, repostajes, salidas, etc. Como vulgarmente se dice, donde no hay pan buenas son tortas...
Pues eso, veremos si Dennis y sus ingenieros saben leer bien cual es su ventaja competitiva respecto al caballino rampante y logran idear estrategias de carrera ganadoras adaptadas a ella... Porque señores, la verdad es que sí; no sé si como Senna, pero piloto haberlo haylo...